Muchos sueños rodeaban la figura zaina y potente de Zarkar, el linajudo hijo de Galileo y la leyenda Zarkava (Zamindar) que llegó en 2016 al Haras La Numancia. Pero el destino quiso que en la tarde del jueves el padrillo de Heritage Stud sufriera un accidente del que no se pudo recuperar. A punto de cumplir sólo 5 años, Zarkar se fracturó la tibia y murió a las pocas horas, por las propias heridas de la lesión y a pesar de los esfuerzos realizados por los veterinarios para salvarlo; desgraciadamente, son problemas que, en caballos, casi no tienen salida.
La noticia la comunicó Diego Franceschini, su propietario, visiblemente conmovido por la inesperada pérdida. Sin campaña de pistas, pero con una de las combinaciones genéticas más importantes del mundo, Zarkar deja una única producción en la Argentina y que nacerá desde julio próximo. En total sirvió 64 yeguas. Criado por el Aga Khan, Zarkar estuvo al cuidado de Alain de Royer-Dupré en Chantilly para el célebre horsemen francés, pero nunca pudo llegar a competir por reiterados inconvenientes en los nudos de sus manos, rebeldes. Con 3 años, Zarkar llegó durante el primer semestre de 2016 al país y fue excelentemente recibido por los criadores, figurando entre los socios el Haras Don Arcángel, entre otros. El que a la postre terminaría siendo su único libro de yeguas madre incluyó mucha calidad.
La G1 Mamá Delia (Dance Brightly), las ganadoras de grupo Kusnetzova (Russian Blue) y Sweet Beauty (Grand Reward), la placé de G1 Cat Style (Sekari); las madres de Peristáltica (Intérprete), Sassagoula Springs (Grand Reward), Evilasio (Manipulator), Idalino (Pleasantly Perfect), Besitos (Cima de Triomphe), Hidden Potra (Hidden Prize); y las hermanas de Cirque du Soleil (Lode), Van Perpignan (Van Nistelrooy), Escape of Glory (Lode), Gran Muralla (Roar), Bubble Caro (Ringaro), Siembra Pasión (El Sembrador), Kirkinchi (Intérprete) y Rupit (Lucky Roberto) fueron algunos de los vientres que apoyaron al padrillo.
Para Diego Franceschini y todo el equipo de La Numancia el golpe fue durísimo, como siempre ocurre cuando lo que se lastima es la esperanza, la ilusión. El caballo soñado, el hijo de la Zarkava que para su propietario fue un ídolo, murió repentina y trágicamente, por esos giros que el destino, a veces tan duro, tiene preparados y que dejan sin respuestas, sin reflejos. Murió Zarkar y se lleva el cariño dispensado por quienes lo vivieron de cerca. Una lástima
Fuente: TurfDiario.com