Eran muchísimos los fantasmas que la adorable Sassagoula Springs (Grand Reward) tenía que salvar en su triunfal regreso de este viernes en San Isidro. Resulta curioso que el menor de sus problemas fueran las rivales del Clásico Condesa (G3-1000 m), en los papeles un escollo más que accesible para la ligera de Heritage Stud, aunque que esa relativa exigencia convertía la carrera en un caramelo envenenado: si ganaba algunos dirían "no le ganó a nadie" y si perdía enfatizarían "no es la de antes".
Lo valioso, lo importante, es que la zaina con su notable regreso superó el traumático episodio del medicamentoso que le costó ser distanciada del placé de Tirolesca (Roman Ruler) en el memorable Unzué (G1-1000m) del año pasado; dejó atrás también una seria fractura de caña que puso en riesgo su futuro y por último dio vuelta la hoja del traspaso de training (de manos de Marcelo Sumpf a las de José Luis Palacios). Todas esas pruebas la nieta de Salt Lake las superó con una entereza notable, pero faltaba el examen final, el más duro, el de ese césped que la aplaudió tantas veces durante la temporada pasada, instancia que superó venciendo con más facilidad de la que puede hacer pensar el escaso medio cuerpo que hubo en el disco sobre la pergaminense Miss Latinoamericana (Latiendo). En rigor la victoria de Sassagoula Springs nunca corrió peligro. Al largar Eduardo Ortega la dejó hacer pie sin exigirla con la vehemencia que solía hacerlo un año atrás, en ese punto la ausencia de la rauda Ketamina (Manipulator) le dio una mano porque seguramente la hubiera obligado a emplearse más seriamente en esa primera mitad, la cuestión es que el paraguayo permitió que la zaina fuera mostrando sola lo que quería hacer, siempre abrigada a los palos. Así la Grand Reward gobernó el desarrollo casi a voluntad, mantuvo de los 800 a los 150 entre dos dos y tres cuerpos sobre la línea que componían de los palos hacia afuera Miss Latinoamericana, la tordilla Chimbea (Zensational) y la forastera Santandava (Sebi Halo), mientras Ome Me One (Asiatic Boy) y Caprichosa Mia (Dynamix) renunciaban temprano a la pelea y quedaban condenadas a los últimos lugares. Cuando llegaron a la brava cuesta que lleva al disco, con Ortega moviendo para "asegurar los tantos", el pleito ya estaba definido y recién en los últimos saltos la pergaminense dirigida por Francisco Goncalves consiguió abreviar terreno, reiteramos, sin ser peligrosa. A tres cuerpos y medio Chimbea cerró la trifecta agregando poco a su foja, mientras Santandava terminaba cuarta, todo al cabo de discretos 57s52/100 para el kilómetro de pasto húmedo.
Que el tiempo no fue el mejor de la jornada, es cierto... Que el margen de medio cuerpo fue exiguo, también es cierto... El tema es que tiempo y margen de la octava victoria de Sassagoula Spring importan muy poco. Vale solamente aplaudir el regreso de una sprinter de antología, porque más allá de las ocasionales rivales del Clásico Condesa (G3) les corría a los fantasmas del regreso y pudo vencerlos, premiando el trabajo de José Luis Palacios como cara visible, pero de mucha otra gente que trabajó con cariño y profesionalismo para que la historia tuviera final feliz. Felicitaciones a todos ellos, qué gran trabajo...
Fuente: TurfDiario.com